o verdadeiro heroísmo está en transformar os desexos en realidades e as ideas en feitos "sempre en Galicia"

martes, abril 04, 2006

Semana de campo

La semana pasado nos tocó ir al campo. Un organismo que trabaja en la subcuenca donde yo hago mi proyecto pretendía elaborar un mapa de uso de suelo, así que reclutaron a todos los pringaos que encontraron, entre los que nos encontrábamos Freddy, yo y los chicos del CIDeS. La verdad es que en un principio tenía interés en el tema, porque pensé que de ahí podría obtener información para mi proyecto.

Como dicen los propios nicas, en este país todo funciona al suave. Quedábamos a las 8 de la mañana para salir con los otros técnicos. Los chicos del CIDeS decidieron que las 8.30 era buena hora para llegar. Finalmente llegamos a las 9, pero allí todavía no había nadie. La gente apareció a las 9.30. Y eso era así un día tras otro. Cuando te dicen, por ejemplo, “quedamos a las 8, hora nica”, quiere decir que quedamos a las 9, mínimo. La gente es bastante informal con respecto a la puntualidad.

Nuestra herramienta de trabajo era un mapa topográfico, una fotografía satelital, una brújula y una mochila con botellas de agua. Nuestra misión consistía en concretar lo que se veía en la fotografía satelital, lo que se veía desde el aire. Había que recorrerse a pie todo el terreno que salía en la imagen para poder constatar si una mancha amarilla era un terreno de cultivo, un pasto, un bosque seco, etc.

Hace tiempo que no hago ejercicio físico, y me vino bien la caminata que nos metíamos diariamente, pero entre el implacable sol que caía a mediodía y que la zona era totalmente árida, lo pasamos un poco mal. Cuando acababa el día nuestra ropa debía de pesar por lo menos un kilo más por la cantidad de polvo que teníamos encima. Y es que esto es poco menos que un desierto. Quitando puntos muy escasos, es muy difícil encontrar algún riachuelo, están todos secos. La mayoría del bosque está talado, y solo quedan zonas con algunos arbolillos que pierden sus hojas en verano (al contrario que en España), para reducir la pérdida de agua por transpiración. El resto son cultivos de cereales que están secos y algunas zonas de arbustos bajos. Únicamente en la cima de la montaña que gobierna la subcuenca (el Tepesomoto) se puede observar un bosque primario de los de verdad. Cuando teníamos la oportunidad, parábamos debajo de algún árbol perenne que encontrábamos por el camino para disfrutar un poco la sombra. Ni una sola nube se ofrecía para darnos una tregua.

El agua es un bien escaso. Los pocos lavaderos que hay están todo el día ocupados por mujeres fregando. Estos lavaderos contaminan los escasos cauces que se mantienen en esta época. Las mujeres también dedican bastante tiempo de la jornada a sacar agua de los pozos comunales, en los que tienes que estar girando una manivela durante una media hora para llenar un cubo de agua. Casi nadie tiene un pozo en la casa, así que por la tarde es normal ver pasar a niños cargados con garrafones llenos para su vivienda. Estuvimos charlando con uno de 11 años que tenía que hacer un trayecto de unos 700m todos los días desde su casa hasta la fuente con una garrafa que debía de pesar unos 15kilos. Hacía 6 idas y 6 vueltas todas las tardes. Él parecía que lo llevaba bastante bien, se lo tomaba con filosofía. La jornada escolar es intensiva, así que por la tarde puedes encontrarte más niños dando vueltas por todos lados. Uno de ellos, de 6 años, se dedicaba a correr en un caballo de un lado para otro. Parecía una pulga agarrada a un elefante. Iba botando sobre él, y daba la impresión de que en cualquier momento iba a salir disparado por el aire, pero lo tenía todo bajo control.

Los niños no están muy acostumbrados a ver gente extranjera por las comunidades, así que cuando ven a alguien como yo se echan a reír y se esconden en alguna esquina. Freddy iba acompañado de unos prismáticos que traían a los chavalitos fascinados. Hizo una fila india y los puso uno a uno para que viesen por ellos.

El trabajo infantil es más habitual en unas zonas que en otras. En algunas comunidades los niños únicamente se dedican a jugar, pero otros tienen diversos oficios, desde hacer tejas de barro hasta pasarse el día picando piedras con un mazo.

En las aldeas, al contrario que las mujeres y los niños, no es habitual ver a los hombres trabajando. Suelen estar en el porche de la casa tumbados en la hamaca. Ellos son los encargados de las labores agrícolas, pero normalmente éstas se concentran en unas épocas concretas del año, por lo que el resto del tiempo no tienen mucho que hacer. Algunos optan por emplear su tiempo libre haciendo de jornaleros en alguna obra o cualquier otro chollo que salga, pero desgraciadamente los que se aburren demasiado se dedican a beber. Por eso, a media tarde es muy habitual ver a hombres borrachos por los caminos dando bandazos de un lado para otro o simplemente tirados en las cunetas.

Para mi gusto, estos días fueron duros de más, sobre todo por el sol insoportable que nos caía encima. Sentíamos su peso sobre nuestras cabezas. Cuando llegaba por las tardes a la oficina no podía con el alma. Supongo que esto será diferente en la época de lluvias, pero el paisaje en esta época del año es un poco deprimente.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Non sexas tan presumido e garda o reloxo que vas a quedar sin el.;)
Saudos.

7:40 a. m., abril 05, 2006

 

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