Primeros días en Somoto


Un par de días después, Fofo (Luis Alfonso), el director del CIDeS, nos dijo que había una habitación llena de trastos en el edificio de las oficinas, y si conseguíamos un par de colchones, podríamos instalarnos allí gratuitamente. También existía un baño (aunque medio destartalado). Tras dos días de trabajo conseguimos adecentar un poco el lugar y nos cambiamos de residencia. Freddy me preguntó; “¿qué te parece?”, y yo le respondí: “barato”. Cuando tuvimos todo adecentado, tras haber limpiado, comprado unas sábanas y matado media docena de cucarachas, Freddy me dijo algo que no se me olvidará: “Oie maje (maje es “tío”): vos porque sos del primer mundo y no te das cuenta, pero esta habitasión está de averga (averga es “cojonuda”)”. Pues eso, teníamos una habitación de averga. Las cosas iban bien.
Los primeros días los pasamos relacionándonos con la gente del CIDeS y conociendo un poco la zona donde íbamos a trabajar.

La primera salida la hicimos a una aldea de la montaña (aquí les llaman comunidades). Tras una hora de viaje en todoterreno por caminos intransitables, llenos de piedras y al borde de barrancos, llegamos a un pueblecito llamado el Apante. No os podéis ni imaginar lo mal que están estos caminos. Por ellos ni tan siquiera se puede circular en bicicleta.
Los pueblos de la montaña son un mundo aparte de la ciudad de Somoto. Esta gente acumula un retraso de unos 60 o 70 años con el resto de la humanidad. No hay agua ni electricidad. Las casas suelen ser de de barro sujetado por unas estacas de madera. Alguna gente sabe leer y escribir,


Nosotros fuimos a la aldea para ofrecer una capacitación de manejo de café. Aquí os dejo unas fotografías en las que se ve a la gente de la montaña recibiendo clase. La próxima vez que toméis café, pensad que quizás, ha sido cultivado por estas personas. Otros días subimos a las aldeas a hacer capacitaciones sobre manejo de patatas y de frutales (cacao, cítricos, etc).
La siguiente salida propuesta fue al cañón de Somoto. Hace un par de años un equipo de geólogos checos visitó esta zona del país para realizar un estudio tectónico. Para su sorpresa, parece ser que se encontraron una formación geológica única en el mundo; un cañón formado a partir de una grieta de un terremoto y horadada por una eru

Un par de kilómetros antes de llegar al cañón tuvimos un percance. Al cruzar el cauce de un río seco, el conductor llevó el todoterreno sobre una zona en la que la arena era profunda. Allí embarrancó. Era el cauce de un río que en verano se seca. No había forma humana de sacarlo. Tres niños de la zona nos miraban como, desesperados, intentábamos mover el coche. Así estuvimos unas cuatro horas. Ahora sé lo que siente Carlos Sainz en el París-Dakar. Embarrancamos a las 9. A la 1 del mediodía, tras mucho esfuerzo, lo sacamos. Yo ya estaba calculando cual era el asiento más cómodo para dormir esa noche. Al final, no teníamos ni tiempo ni ganas de ir a cañón, así que volvimos a Somoto.



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