o verdadeiro heroísmo está en transformar os desexos en realidades e as ideas en feitos "sempre en Galicia"

viernes, mayo 26, 2006

Miña terra galega

Cuando acabé de comer el bocadillo me dispuse a relajarme en el asiento y contemplar la llegada y salida de aviones por la vitrina que da a la pista de aterrizaje. También es entretenido fijarse en la gente, en como se comporta, en la pinta que tiene y en lo que hace. Quedé sorprendido al ver como pasaba por delante de mí Casimiro, un chico que trabajaba conmigo en la Policía Local de Sanxenxo. Él también me vio, pero no me reconoció. Es normal, porque cuando me fui no tenía barba, pesaba 11Kg más y tenía el pelo más largo. Tuve que echarle un par de gritos para que me hiciese caso. Él también se quedó sorprendido de verme. Había ido a Madrid a presentarse a la entrevista para acceder a las pruebas de la Policía Nacional. Estuvimos hablando de tonterías durante un buen rato. Fue una coincidencia tremenda, porque a parte de que nos habíamos encontrado, viajábamos a la misma hora, en el mismo vuelo y en asientos contiguos.

La salida de nuestro vuelo se retrasó por más de una hora ya que la tripulación de nuestro vuelo procedía de otro avión que también llegaba con retraso. Mientras esperábamos en la puerta de embarque pudimos escuchar por la radio la final de la Champions League que jugaba el Barça. Cuando por fin nos tocó subir al avión iban perdiendo 1-0.

El viaje de Madrid a Santiago ya es corto de por sí, que además teniendo compañía con la que charlar, se hace un mero paseo. A la llegada a Lavacolla nos enteramos de que el Barça había ganado la Champions y se había proclamado campeón de Europa. Yo me fui a la cinta a recoger mi equipaje mientras Casimiro salía, ya que el había viajado sin maletas. Después de un buen rato de espera, en el que me dio tiempo a hacerle una llamada a Guille para contarle que había llegado bien, apareció mi maleta.

Cuando salí para fuera lo primero que vi fue a mi padre aguantando un cartel que ponía “Sr. Franco”. También estaban allí mis hermanas (Lisa y Sonia), mi madre, Luís (el novio de Lisa), y algunos de mis amigos (Pablo, Juan Luís y Juan Manuel). Entre todos aguantaban una pancarta de bienvenida. Supongo que fue un poco vergonzoso para todos ellos, pero es agradable que la gente se tome tantas molestias para saludarte después de todo este tiempo sin verte. Fue muy emocionante volver a ver a toda la gente que quiero, porque, para mí no han sido tres meses y medio, ha sido mucho más que eso, ha sido una experiencia que recordaré toda la vida.