Miña terra galega
Cuando acabé de comer el bocadillo me dispuse a relajarme en el asiento y contemplar la llegada y salida de aviones por la vitrina que da a la pista de aterrizaje. También es entretenido fijarse en la gente, en como se comporta, en la pinta que tiene y en lo que hace. Quedé sorprendido al ver como pasaba por delante de mí Casimiro, un chico que trabajaba conmigo en
La salida de nuestro vuelo se retrasó por más de una hora ya que la tripulación de nuestro vuelo procedía de otro avión que también llegaba con retraso. Mientras esperábamos en la puerta de embarque pudimos escuchar por la radio la final de
El viaje de Madrid a Santiago ya es corto de por sí, que además teniendo compañía con la que charlar, se hace un mero paseo. A la llegada a Lavacolla nos enteramos de que el Barça había ganado la Champions y se había proclamado campeón de Europa. Yo me fui a la cinta a recoger mi equipaje mientras Casimiro salía, ya que el había viajado sin maletas. Después de un buen rato de espera, en el que me dio tiempo a hacerle una llamada a Guille para contarle que había llegado bien, apareció mi maleta.
Cuando salí para fuera lo primero que vi fue a mi padre aguantando un cartel que ponía “Sr. Franco”. También estaban allí mis hermanas (Lisa y Sonia), mi madre, Luís (el novio de Lisa), y algunos de mis amigos (Pablo, Juan Luís y Juan Manuel). Entre todos aguantaban una pancarta de bienvenida. Supongo que fue un poco vergonzoso para todos ellos, pero es agradable que la gente se tome tantas molestias para saludarte después de todo este tiempo sin verte. Fue muy emocionante volver a ver a toda la gente que quiero, porque, para mí no han sido tres meses y medio, ha sido mucho más que eso, ha sido una experiencia que recordaré toda la vida.
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