Adios, Somoto
Ya ha llegado el último día en Somoto. Finalmente no he salido hacia Managua el jueves 11, sino el viernes 12, por dos razones:
La primera es que dos trabajadores del CIDeS tenían una reunión en la oficina de Amigos de
Algo parecido me pasó con mi vuelo de vuelta a casa. Aquí la gente no se ha acostumbrado demasiado al cambio de horario. A veces, cuando quedas con alguien a una hora te pregunta si es por la hora vieja o por la hora nueva (y eso que ya han pasado dos semanas). Debido a eso, decidí comprobar que mi avión a Miami mantenía el horario previsto. Haber llamado resultó todo un acierto, porque sí que cambiaron la hora. Lo curioso fue que no retrasaron el vuelo una hora, sino dos. Como en el caso del hospital, fue todo un detalle que se hubiesen molestado en avisarme.
Freddy y yo celebramos mi último día en Somoto con una tortilla española y una clara de cerveza. Para él fue todo un descubrimiento el mezclar la cerveza con gaseosa. Estoy españolizando a este hombre. Creo que está un poco triste por mi marcha. En Somoto no hay demasiado que hacer, y si, aún encima, vives solo, las tardes solitarias se hacen eternas, sobre todo si vives en el mismo lugar que trabajas. Hemos tenido una gran amistad estos meses y los dos hemos aprendido mucho el uno del otro; este Freddy es un gran tipo. Lo echaré de menos.
Al día siguiente amanecimos a las 5 y nos preparamos para la salida. Fue un gran reto conseguir cerrar la maleta con todo lo que tenía que meter en ella. Además de lo que traje debía cargar con varios libros que había fotocopiado para mi proyecto. Tuve que regalar algunas camisetas y un pantalón para que el espacio fuera suficiente. Ya contaba con deshacerme de alguna ropa cuando salí de mi casa, pero es a la ropa vieja a la que le tengo más apego. Además, la ropa vieja siempre hace falta.
Sobre las 6.30 salimos de camino a Managua en el todoterreno de
Como es habitual en estas carreteras, tuvimos un par de sustos antes de llegar a nuestro destino; primero casi nos comemos a un coche que adelantaba en plena curva y después casi hacemos lo propio con un trailer que avanzaba hacia nosotros a la par de un autobús, pero tuvimos la suerte de tener un carril supletorio hacia el que desviarnos. Hay conductores en Nicaragua que se piensan que conducen por Inglaterra, porque pasan más tiempo en el carril de la izquierda que en el de la derecha.
Aquí acaba mi experiencia somoteña. Ya falta menos para llegar a Galicia. Sólo me quedan cuatro días en Nicaragua.
Adiós, Somoto.
3 Comentarios:
bueno Manu, apura estes días que xa te ves. Da saúdos por ahí. Esperamos que teñas un mellor voo de regreso´....!!!
10:12 a. m., mayo 13, 2006
Vuelve a casa vuelve..
Tremendísima foto esa del paisaje, me ha encantado.
No tardes mucho, la policía te necesita jejeje
Bicos!!
12:47 p. m., mayo 14, 2006
sera muy aburrido pero bien que aparentan estar pasandosela pipa con la pobre gente que los acoje con humildad pero dandoles lo mejor de si ,no me gusta nad lo que escribistes ,me arrepiento de haber perdido mi tiempo .soy somoteña .
1:03 p. m., noviembre 23, 2006
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