o verdadeiro heroísmo está en transformar os desexos en realidades e as ideas en feitos "sempre en Galicia"

viernes, mayo 12, 2006

Adios, Somoto

Ya ha llegado el último día en Somoto. Finalmente no he salido hacia Managua el jueves 11, sino el viernes 12, por dos razones:

La primera es que dos trabajadores del CIDeS tenían una reunión en la oficina de Amigos de la Tierra con Guillermo, por lo tanto, Freddy y yo aprovechamos que ellos viajaban en el todoterreno para acompañarlos y ahorrarnos el autobús. La otra razón para viajar el viernes por la mañana en vez del jueves por la noche era que ya no necesitaba estar a primera hora en Managua. Y es que ya he dicho que las cosas aquí funcionan de “aquella manera”. El miércoles llamé al hospital Metropolitano para hablar con mi doctor, Jorge Gutiérrez, quería recordarle que para nuestra cita del viernes tuviese listo un informe de mis exámenes médicos. La secretaria me dijo que no podía hablar con él porque estaba en el extranjero y no volvería hasta el domingo. Así es qué, me acababa de enterar de que ya no tenía cita con el médico. Fue todo un detalle haberme avisado.

Algo parecido me pasó con mi vuelo de vuelta a casa. Aquí la gente no se ha acostumbrado demasiado al cambio de horario. A veces, cuando quedas con alguien a una hora te pregunta si es por la hora vieja o por la hora nueva (y eso que ya han pasado dos semanas). Debido a eso, decidí comprobar que mi avión a Miami mantenía el horario previsto. Haber llamado resultó todo un acierto, porque sí que cambiaron la hora. Lo curioso fue que no retrasaron el vuelo una hora, sino dos. Como en el caso del hospital, fue todo un detalle que se hubiesen molestado en avisarme.


Freddy y yo celebramos mi último día en Somoto con una tortilla española y una clara de cerveza. Para él fue todo un descubrimiento el mezclar la cerveza con gaseosa. Estoy españolizando a este hombre. Creo que está un poco triste por mi marcha. En Somoto no hay demasiado que hacer, y si, aún encima, vives solo, las tardes solitarias se hacen eternas, sobre todo si vives en el mismo lugar que trabajas. Hemos tenido una gran amistad estos meses y los dos hemos aprendido mucho el uno del otro; este Freddy es un gran
tipo. Lo echaré de menos.

Al día siguiente amanecimos a las 5 y nos preparamos para la salida. Fue un gran reto conseguir cerrar la maleta con todo lo que tenía que meter en ella. Además de lo que traje debía cargar con varios libros que había fotocopiado para mi proyecto. Tuve que regalar algunas camisetas y un pantalón para que el espacio fuera suficiente. Ya contaba con deshacerme de alguna ropa cuando salí de mi casa, pero es a la ropa vieja a la que le tengo más apego. Además, la ropa vieja siempre hace falta.

Sobre las 6.30 salimos de camino a Managua en el todoterreno de la Alcaldía de Somoto. Viajábamos 5 personas en el vehículo, incluido el chofer. Yo iba en la parte de atrás y al poco rato de salir empecé a oír un ruido extraño. No le di demasiada importancia, ya que el todoterreno está medio destrozado, hace años que acabó su vida útil estimada y pide a gritos un reemplazo. Supuse que sería alguna chapa un poco floja. A medida que pasaba el tiempo el ruido era más frecuente. Cuando se hizo evidente que algo no iba bien, el conductor estacionó a un lado de la carretera. Todos bajamos y pudimos comprobar como una de las ruedas de atrás estaba prácticamente suelta, las tuercas que sujetaban la llanta estaban aflojadas hasta el extremo del perno y a punto de caerse. A los cinco se nos quedó la cara a cuadros al comprobar la situación. Un par de kilómetros más y no lo contamos. El conductor levantó el coche con el gato y apretó las tuercas todo lo que pudo. Según él, la rueda se había aflojado por sobrecargar el todoterreno el día anterior con un reparto de plantas de café. Dijo que ya estaba todo bien y que por tanto podríamos continuar nuestro camino. Todos nos subimos un poco desconfiados. Previamente al incidente viajábamos charlando para hacer más ameno el camino, pero después de lo sucedido todos manteníamos un absoluto silencio. El conductor reorientó su retrovisor hacia la rueda trasera para tenerla controlada con el rabillo del ojo mientras conducía. El resto no quitábamos ojo al conductor para comprobar con qué asiduidad miraba hacia la rueda.

Como es habitual en estas carreteras, tuvimos un par de sustos antes de llegar a nuestro destino; primero casi nos comemos a un coche que adelantaba en plena curva y después casi hacemos lo propio con un trailer que avanzaba hacia nosotros a la par de un autobús, pero tuvimos la suerte de tener un carril supletorio hacia el que desviarnos. Hay conductores en Nicaragua que se piensan que conducen por Inglaterra, porque pasan más tiempo en el carril de la izquierda que en el de la derecha.

Aquí acaba mi experiencia somoteña. Ya falta menos para llegar a Galicia. Sólo me quedan cuatro días en Nicaragua.

Adiós, Somoto.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

bueno Manu, apura estes días que xa te ves. Da saúdos por ahí. Esperamos que teñas un mellor voo de regreso´....!!!

10:12 a. m., mayo 13, 2006

 
Anonymous Anónimo said...

Vuelve a casa vuelve..

Tremendísima foto esa del paisaje, me ha encantado.

No tardes mucho, la policía te necesita jejeje

Bicos!!

12:47 p. m., mayo 14, 2006

 
Anonymous Anónimo said...

sera muy aburrido pero bien que aparentan estar pasandosela pipa con la pobre gente que los acoje con humildad pero dandoles lo mejor de si ,no me gusta nad lo que escribistes ,me arrepiento de haber perdido mi tiempo .soy somoteña .

1:03 p. m., noviembre 23, 2006

 

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