o verdadeiro heroísmo está en transformar os desexos en realidades e as ideas en feitos "sempre en Galicia"

lunes, febrero 27, 2006

Granada

El domingo decidimos dedicarlo al turisteo. El primer lugar al que fuimos fue un pueblo llamado Catarina. Queda a unos tres cuartos de hora de Managua. La carretera que lleva al lugar, en cualquier otro país del mundo, sería declarada zona catastrófica, pero parece ser que en este país el mal estado del pavimento es la tónica habitual. El firme tiene unos baches que no se merecen tal nombre. Deberían llamarse cráteres. La carretera está completamente llena de agujeros de unos diez centímetros de profundidad que hacen imposible la conducción. Tienes que prestar más atención a sortear los baches que a la conducción en sí. De hecho, algunos conductores optan por llevar el vehículo sobre los arcenes de tierra. Dicen que esta situación es debida a que se utilizan unos materiales de muy baja calidad para realizar el asfaltado. Por el camino puedes ver a niños con palas extendiendo la mano hacia la carretera. Piden una limosna por dedicarse a tapar los agujeros con tierra.

En Catarina existe un mirador desde donde se puede contemplar la laguna de Apoyo, también de origen volcánico. Es una vista espectacular, ya que al fondo de ésta se puede ver el gran lago de Nicaragua (Cocibolca). El lago de Nicaragua es gigantesco, es tan grande que parece que estás contemplando un mar, en vez de un lago. Es el segundo lago de mayor tamaño de América Latina (después del Titicaca).

En ese mismo mirador hicimos una parada para comer. Hay varios restaurantes de los que salen los camareros incitándote a entrar. Por la zona se mueven algunos grupos de músicos dispuestos a amenizarte la comida. La comida es bastante más cara que en un restaurante normal, pero es lógico, ya que en todos los lugares turísticos del mundo parece que tu dinero vale menos.

Si después de comer te apetece darte un paseito, puedes alquilar un burro para bajar por un sendero hasta la base del lago.

Tras comer seguimos nuestro camino por carreteras impracticables hacia la ciudad de Granada. En el viaje le pude sacar una foto a un deslizamiento de tierras que me llamó la atención. En él se pueden observar con detalle los estratos del suelo y reconocer el origen volcánico de estas tierras.

Granada fue fundada en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba, (del que recibe su nombre la moneda del país), que era amiguete de Hernán Cortés (el de los billetes de 1000 ptas.). Este mundo es un pañuelo. Quien les iba a decir a ellos cuando se tomaban juntos las cañas en los bares que quinientos años después ambos estarían estampados en billetes.

Granada es la ciudad de fundación española más antigua de América. Desde su fundación siempre fue considerada una ciudad de gran importancia comercial debido a su puerto hacia el gran lago de Nicaragua. Esta ciudad ha tenido una historia bastante movida, desde multitud de invasiones de piratas o bombardeos estadounidenses, hasta erupciones volcánicas, pasando por grandes incendios. Desde su creación ha sido una de las más importantes de Nicaragua, así como lo atestigua su importante bagaje cultural. Multitud de artistas han hecho de esta ciudad su residencia.

Como es habitual en Nicaragua, Granada no parece una ciudad, sino un pueblo, debido al estilo de expansión horizontal de sus construcciones, aunque en ella sí puede ser habitual encontrarse con casas de dos plantas. Tiene sobre 80.000 habitantes, pero cualquiera diría que no tiene más de 10.000. Está estratégicamente situada al pie del volcán Mombacho y a la orilla del lago.

Lo primero que nos encontramos al entrar en la ciudad fue una pequeña procesión, de una veintena de personas llevando un Cristo. Un poco más adelante pudimos ver un cortejo fúnebre en el que una carroza de caballos llevaba la caja del difunto. La carroza cerrada, del tipo diligencia, era conducida por un viejo encorvado, esquelético y arrugado que vestía un frac negro y un sombrero de copa. Tiraban del carruaje dos caballos blancos engalanados con cintas. Era una imagen de lo más macabra. Fue una pena que no me diese tiempo a encender la cámara para sacarle una foto.

Nosotros dejamos el coche en el Parque Colón. Unos niños se nos acercaron para preguntar si queríamos que nos cuidasen el coche. Guille les dijo que sí. Es un sistema parecido al que utilizan los yonkis en la estación de autobuses de Pontevedra, sólo que aquí no les queda más remedio que cuidarlo, porque les pagas al irte con el coche, por lo que tienen que estar cerca para cuando llegues. Al irnos les dio 10 pesos. Una propina muy generosa. El parque Colón es un parque grande, donde hay una fuente y un quiosco de música. En la cabecera de la plaza está la Catedral de Granada. Es una construcción simple pintada de color amarillo vivo. El interior es realmente austero. Solamente tiene una imagen en el altar.

El resto del pueblo está constituido por casas pintadas de colores muy llamativos. Puedes encontrarte algún local con cierto sabor Yanki. Nosotros hicimos una parada en una heladería que me recordaba a las películas americanas… con su ventilador, sus taburetes de barra, redondos y giratorios y unas baldosas romboidales blancas y negras. Me imaginaba allí a un poli americano zampándose unos donuts. No me hagáis mucho caso, igual son tonterías mías. También visitamos un restaurante, de estilo colonial, como no, con un maravilloso patio interior, al aire libre, rodeado de maderas y plantas. En este lugar servían platos españoles. Había hasta morcilla de Burgos.

Esta es una ciudad que tiene un marcado carácter turístico. Las ayudas de cooperación que recaen aquí van destinadas en mayor medida a la restauración del casco histórico. Es fácil encontrarse con extranjeros, mucho más escasos en otras partes del país. Multitud de ingleses y alemanes ocupan las terrazas de lujosas cafeterías.

No sé qué mas puedo decir de Granada, simplemente que es una ciudad que vale la pena visitar. La ciudad de Granada es patrimonio histórico universal.